Molinos de viento


Casa rural Espigas altas, Rodenas, Sierra de Albarracín, Teruel


Dos molinos de viento cerca de Rodenas

El pasado mes de mayo nos acercamos a los dos molinos de viento próximos a Espigas altas. Uno está en Ojos Negros, en la comarca del Jiloca (Teruel), a 17 km de Rodenas, y el otro en Alustante, en la comarca del Señorío de Molina-Alto Tajo (Guadalajara), a 20 km de Rodenas.

Estamos acostumbrados a relacionar molinos de viento con Campo de Criptana, Consuegra o Mota del Cuervo, en La Mancha, de ahí que nos picara la curiosidad al conocer la existencia de los molinos de Ojos negros y de Alustante, los dos únicos ejemplos que se conservan restaurados en estas sierras.

A sus pies, impresionan las grandes aspas (al molino de Alustante le falta la que está por encima de la caperuza) y rápidamente viene a nuestra mente la imagen de don Quijote acometiendo contra los gigantes.

Uso

Los molinos harineros eran imprescindibles para obtener un alimento tan básico como el pan. Su importancia era tal que llegaron a construirse molinos de extraordinarias dimensiones, que podían llegar a costar más que un palacio o una iglesia. Nuestros dos molinos son más modestos, aun teniendo magníficas dimensiones.

Se construyeron para complementar o sustituir los ya existentes molinos de agua, que dependían de unas corrientes de agua que comenzaron a flaquear a inicios del siglo XIX, en un contexto climático cada vez más seco.

Situación

Ambos edificios se encuentran a las afueras de la población. El molino de Ojos Negros, en un alto a la izquierda de la carretera antes de llegar a Ojos Negros desde Rodenas, una vez pasado el barrio minero del Hospital. El molino de Alustante domina una explanada a la derecha de la carretera que lleva a Alcoroches.

Colmenares


Casa rural Espigas altas, Rodenas, Sierra de Albarracín, Teruel


Tres colmenares cerca de Rodenas

Durante el mes de abril hemos visitado tres colmenares de Rodenas y Pozondón. La apicultura ha sido uno de los oficios tradicionales en la Sierra de Albarracín, pero hoy en día apenas perdura y este tipo de construcciones ha quedado prácticamente en desuso.

Los colmenares de Moricantada y de Morrón Blanco, en Rodenas, y el de Los Chatos, en Pozondón, son un ejemplo de arquitectura tradicional, sencilla y funcional, integrada en un entorno casi siempre abrupto. Encontrarlos ya supone un pequeño reto y, aunque su estado de conservación es bastante precario, descubrirlos entre la maleza y constatar el ingenio de nuestros antepasados es otra de las pequeñas sorpresas que nos deparan estas tierras: basta con fijarse en las repisas donde se posaban la abejas antes de acceder a su colmena a través de los pequeños agujeros practicados hábilmente en el muro.

Situación

El colmenar de Moricantada, el mejor conservado de los tres, está situado en el paraje del mismo nombre, en la ladera que mira hacia el pueblo, junto a unas imponentes rocas de rodeno. El de Morrón Blanco se encuentra en un rebollar y su acceso es más fácil, por una pista forestal que parte de la carretera que va de Rodenas a Peracense. Ya en Pozondón, el colmenar de Los Chatos es el más difícil de encontrar, pero descender la ladera del barranco del Tocón entre las carrascas bien merece la pena, y si, como nos ocurrió el otro día, al llegar te da la bienvenida una bandada de abejarucos, la recompensa es total. ¡Menuda coincidencia: colmenares y abejarucos!

Para saber más

Si tenéis ganas de profundizar en este tema y aprender acerca de la apicultura en la Sierra de Albarracín, de la tipología de los diferentes colmenares, etc., os recomendamos el artículo De enjambres y abejas, de Juan Manuel Berges, publicado en la revista Rehalda en 2014.