Molinos de viento


Casa rural Espigas altas, Rodenas, Sierra de Albarracín, Teruel


Dos molinos de viento cerca de Rodenas

El pasado mes de mayo nos acercamos a los dos molinos de viento próximos a Espigas altas. Uno está en Ojos Negros, en la comarca del Jiloca (Teruel), a 17 km de Rodenas, y el otro en Alustante, en la comarca del Señorío de Molina-Alto Tajo (Guadalajara), a 20 km de Rodenas.

Estamos acostumbrados a relacionar molinos de viento con Campo de Criptana, Consuegra o Mota del Cuervo, en La Mancha, de ahí que nos picara la curiosidad al conocer la existencia de los molinos de Ojos negros y de Alustante, los dos únicos ejemplos que se conservan restaurados en estas sierras.

A sus pies, impresionan las grandes aspas (al molino de Alustante le falta la que está por encima de la caperuza) y rápidamente viene a nuestra mente la imagen de don Quijote acometiendo contra los gigantes.

Uso

Los molinos harineros eran imprescindibles para obtener un alimento tan básico como el pan. Su importancia era tal que llegaron a construirse molinos de extraordinarias dimensiones, que podían llegar a costar más que un palacio o una iglesia. Nuestros dos molinos son más modestos, aun teniendo magníficas dimensiones.

Se construyeron para complementar o sustituir los ya existentes molinos de agua, que dependían de unas corrientes de agua que comenzaron a flaquear a inicios del siglo XIX, en un contexto climático cada vez más seco.

Situación

Ambos edificios se encuentran a las afueras de la población. El molino de Ojos Negros, en un alto a la izquierda de la carretera antes de llegar a Ojos Negros desde Rodenas, una vez pasado el barrio minero del Hospital. El molino de Alustante domina una explanada a la derecha de la carretera que lleva a Alcoroches.

Minas de Ojos Negros


Casa rural Espigas altas, Rodenas, Sierra de Albarracín, Teruel


A finales del pasado mes de febrero nos acercamos a las minas de Ojos Negros, a tan sólo 15 km de Espigas altas, en la vecina comarca del Jiloca. Se trata de unas minas de hierro a cielo abierto explotadas en su día por la Compañía Minera de Sierra Menera.

Accedimos fácilmente por una pista en buenas condiciones que parte del Barrio del Centro del antiguo poblado minero de Sierra Menera, junto a la vieja locomotora. Lo que nos fuimos encontrando al remontar la pista es sencillamente alucinante: todas las variedades de rojos, ocres, amarillos, azules o grises que te puedas imaginar, lagos que llenan fondos de excavaciones ya abandonadas, restos de instalaciones industriales… Un paisaje resultado de la fusión entre el duro trabajo del hombre y el lento pero constante avance de la naturaleza, que sigue transformándolo.

Las vistas a lo largo del recorrido y desde los miradores, como el de la Marajosa, ya en lo más alto, completaron la visita a las minas de ojos Negros. No os la podéis perder.