Casa rural Espigas altas, Rodenas, Sierra de Albarracín, Teruel
Después del parón estival y recién estrenado el otoño, la berrea de los ciervos resuena por toda la Sierra de Albarracín. Desde Espigas altas retomamos nuestro blog, compartiendo con todos vosotros uno de nuestros paisajes preferidos: el Barranco Cardoso.
Nos gusta visitarlo en cualquier época del año, porque los cambios estacionales hacen que siempre sea diferente, pero siempre bello, lleno de color y de vida.
Podemos llegar al barranco andando desde Rodenas, tomando el sendero PR-TE 4, o acercarnos en coche por dos pistas en buen estado: una de ellas parte de la carretera que une Rodenas con Pozondón y la otra sale de la carretera que baja hacia Santa Eulalia del Campo, cerca de Pozondón.
En un paseo circular de algo más de dos horas veremos petroglifos del Neolítico, el poblado íbero del Puntal del Tío Garrillas, grabados rupestres y la escultura del Peruano. Y en todo momento rodeados por las singulares formaciones de arenisca roja que conforman el barranco.
Numerosas especies de pájaros nos acompañan durante el
recorrido. También nos salen al paso reptiles, insectos y, con suerte, algún
mamífero.
La flora, rica y cambiante según las estaciones del año, completa un conjunto de sensaciones que no os podéis perder en vuestra visita a este rincón de la Sierra de Albarracín.
El ser humano y el Barranco Cardoso
Desde la Prehistoria hasta nuestros días, el ser humano ha dejado su huella en este rincón de la Sierra de Albarracín.
Así lo demuestran los petroglifos al inicio del barranco,
datados entre el Neolítico y el Bronce Antiguo, con motivos que representan espirales,
cazoletas, canalillos o círculos concéntricos. Todo un tesoro.
De época íbera es el poblado del Puntal del Tío Garrillas,
excavado durante 1981. Tiene un tamaño modesto, pero aún podemos observar
algunas impresionantes piedras de su muralla.
A lo largo de todo el recorrido podemos encontrar grabados
rupestres datados desde los inicios del siglo V a. C. hasta la época actual,
pasando por inscripciones musulmanas exorcizadas con motivos cristianos.
Ya en los años setenta del siglo XX, Mauro Mistiano, artista
de origen peruano que se enamoró de estas tierras, escogió uno de los abrigos
que forma la arenisca para esculpir un tumi (cuchillo ceremonial de las
culturas del Perú antiguo). Se trata de la escultura conocida por todos como el
Peruano.
Paisaje y naturaleza
Como decíamos, el recorrido discurre en su mayor parte entre
formaciones de areniscas rojas. Afloramientos que se originaron durante el
triásico y se conocen como areniscas del Buntsandstein.
Las formas que adquieren estas rocas debido a la erosión son
espectaculares y estamos seguros de que harán volar vuestra imaginación.
Si sois aficionados a los pájaros, no olvidéis los prismáticos en vuestro paseo por el Barranco Cardoso. Podréis disfrutar de numerosas especies, entre las que es habitual la magnífica águila real. Verla sobrevolar el barranco es una experiencia inolvidable.
Pero, además de los pájaros, la riqueza faunística está
representada por reptiles (lagartos, lagartijas y culebras), infinidad de
insectos (mariposas y libélulas son los más llamativos) o anfibios, como las
ranas que se zambullirán en las pozas a vuestro paso.
Con suerte, al atardecer, algún corzo saldrá a comer a los
sembrados o se acercará al arroyo a saciar su sed.
El paso de las estaciones hará que las pinceladas de color de la flora varíen a lo largo del año en el Barranco Cardoso.
Las choperas pasarán del verde al amarillo y quedarán
desnudas en invierno, y los narcisos se abrirán en primavera, la estación más
abundante en flores.
En otoño, los frutos del rosal silvestre, del espino albar
(o majuelo) o de la zarzamora, entre otros, son la despensa para muchos de los
habitantes de este paisaje.
Os invitamos a conocerlo y, si queréis, desde Espigas altas os acompañamos para que no os perdáis ningún detalle.
¡Ah! Y no anda muy lejos el castillo de los Ares…